Don Silvio y la Caza de Brujas.

El amigo no deja de ser noticia, en estos días se aprobó la nueva ley de inmigración, iniciativa del premier italiano, que más allá de intentar ser un marco regulatorio convierte a los extranjeros sin documentación en delincuentes y legaliza su persecución.
Esto es así ya que la nueva ley hace de la inmigración ilegal un delito y nada le importo al parlamento italiano las opiniones de la oposición y de grupos de defensa de los derechos humanos, entre ellos Amnistía Internacional.

Con esta ley el gobierno italiano afirma que aumentara la seguridad en el país ya que considera que la misma esta siendo minada por los inmigrantes, por eso dispone severísimas penas como, por ejemplo, aumentar el periodo de tiempo que los indocumentados pueden pasar detenidos mientras las autoridades intentan deportarlos, se les impone multas de hasta diez mil euros, obviamente no podrán acceder a los servicios públicos, no podrán casarse, sus hijos no podrán asistir a la escuela y, lo que considero aberrante, se castiga con cárcel a las personas que ayuden, alberguen y den trabajo a inmigrantes ilegales y se permite la creación de patrullas de ciudadanos, con el fin de colaborar con las autoridades a detectar infractores, para acrecentar la seguridad en ciudades y poblaciones lo que finalmente llevaría a la creación de escuadrones parapoliciales. Estas patrullas ciudadanas estarán bajo el control de los intendentes y saldrán a la calle a defender la seguridad y el orden.

No falto el típico funcionario de gobierno que declarara que estas medidas solo castigan a quienes cometen crímenes y siembran inseguridad asociando nuevamente a los inmigrantes con la violencia.

No soy quien para dirimir en este tipo de cuestiones ni pretendo atacar al gobierno conservador italiano pero esta película hipócrita ya se vio en otros momentos nefastos de la historia mundial como durante la dictadura de Benito Mussolini.
Por lo tanto, ya saben chicas, si son invitadas a una fiestita privada organizada por un selecto grupo de ciudadanos italianos a la que ocasionalmente pudiera asistir algún gobernante no olviden tener sus papeles al día, la ley es severísima con quienes la infringen y el amigo Silvio no hará excepciones, ya que es la reserva moral del país o, en estos casos, la moral del país se reserva.