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viernes, 12 de junio de 2009
Te Necesito, Necesitame.
Dicho así parece una frase cómica dicha por el personaje de Francisco de Narváez en la casa del Gran Cuñado, sin embargo es una gran verdad.
Continuamente necesitamos del otro y si no lo reconocemos significa que no hemos aprendido nada y estamos muy enfermos, no afectados por el dengue ni por la gripe porcina, tenemos una enfermedad que ataca el alma y esto amigos no se cura cancelando vuelos, instalando un hospital de campaña en el aeropuerto, suspendiendo las clases, asistiendo al medico ante la menor duda, regalando barbijos, preservativos, termómetros ni pañuelitos descartables.
Es una enfermedad silenciosa que nos va distanciando de los demás convirtiéndonos en sujetos aislados, indiferentes, superficiales, independientes emocionalmente, haciéndonos creer que somos personas fuertes y aptas para vivir y desarrollarnos por nosotros mismos en una sociedad que reconoce mas al exitoso mediático que al sabio, al “cumbio” que a un investigador, al futbolista estrella que al trabajador que lucha todos los días para mantener una familia con los bienes que su magro salario puede adquirir.
Cuando nacemos, necesitamos el cuidado, la ayuda y el amor de nuestros padres, a medida que crecemos y vamos siendo capaces de cuidar materialmente de nosotros mismos, necesitamos de la ayuda, la comprensión, la contención, la compasión y el amor del otro expresado de mil maneras distintas. Necesitamos de la pareja, de familiares, de amigos, de vecinos, incluso de los adversarios porque ellos nos permiten mantenernos alertas y motivados para seguir creciendo, necesitamos de las emociones que los otros nos pueden provocar.
Volvamos a empezar, volvamos a cuidar el alma.
Necesitame, Te necesito.
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