Mucho se habla de los países de primera o, mas precisamente, del primer mundo y de las republicas bananeras, denominando así a los países que no reúnen las características para integrar el tan selecto primer grupo nombrado, incluso se han escrito cientos de libros y ensayos sobre las bondades de los primeros y las pestes de los segundos, de sus distintas formas de vida, del respeto a las leyes en unos y al constante invento de trampas para esquivarlas en los otros y así podríamos enumerar un largísimo listado de diferencias que hacen de los países del primer mundo el paraíso celestial y de los restantes el infierno tan temido.
Pero considero que todos estos dichos son, simplemente, una forma interesada de exponer la realidad, la gran diferencia existente entre estos dos mundos son “el cuidado de las formas”.
Por ejemplo,
Los gobiernos en el primer mundo instalan cámaras en la vía pública y le hacen sentir a los ciudadanos que los están cuidando, en el mundo under, sin embargo, les hacen sentir que los están vigilando.
Las crisis en el primer mundo dejan a sectores de la población en la calle y los gobiernos explican, simplemente, que el ciclo de bonanza ha decaído y que la especulación de las inversiones realizadas a futuro en los mercados de los comodities ha provocado que se disparara el precio del crudo y como lógica consecuencia los bancos que realizaron prestamos hipotecarios al verse amenazados por el aumento en los índices de morosidad e incobrabilidad se ven obligados a ejecutar las hipotecas, pero todo se resuelve invadiendo algún país de medio oriente que represente al mal sobre la tierra y en los próximos años se recogerán los frutos de estas acciones. Sin embargo, en los países de cuarta, independientemente de cualquier explicación, seguramente, los culpables son los gobiernos de turno que provocaron que sectores de la población quedaran en la calle.
El ejemplo más actual y que expone cabalmente el cuidado de las formas es la presente pelea entre Martín y Cristina, veamos:
Es muy común la existencia de algún enfrentamiento entre el titular de un Banco Central y el representante económico del poder ejecutivo ya que ambos persiguen distintos fines, mientras un Banco Central debe garantizar una moneda sana y la estabilidad de precios para desanimar la inflación, un Ministro de Economía debe propiciar un crecimiento sostenible y equitativo, y bendito sea este conflicto de intereses. En años de bonanza que tienden a crear presiones inflacionarias, un Banco Central adoptaría medidas de contracción monetaria y elevación de tasas para mantener la inflación bajo control, y un Ministro de Economía denunciaría que estas medidas atentarían contra el crecimiento, sin embargo nada grave pasa, en definitiva se muestra a la población que se toman medidas consensuadas y listo, independientemente que los protagonistas a puertas cerradas sufran presiones, insultos, amenazas y algún que otro pase de facturas, nadie renuncia ni se lo hace renunciar, no se denuncian conspiraciones políticas ni operaciones de los medios para desestabilizar al gobierno, es decir, se cuidan las formas.
A nadie se le ocurriría amenazar con el despido al titular del Banco Central estadounidense para tomar o no, alguna medida a pedido de la Casa Blanca, no se comportarían tan histéricamente, ni emitirían decretos urgentes, ni harían suspender sus vacaciones a importantes funcionarios, simplemente se reunirían, muy discretamente, bailarían con la música de turno sin descuidar demasiado sus gustos musicales, y con los años saldría a la luz la existencia o no de alguna negociación no muy santa, es decir, una vez mas se guardan las formas.
Disculpen, no quiero resultar agresivo pero en el barrio en el que nací, con esas calles de tierra rodeadas de zanjas, allí donde la felicidad es básica y uno vive disfrutando el momento sin preguntarse que pasara al otro día, en ese lugar se decía de las mujeres histéricas, paranoicas y que vivían constantemente peleándose con algún vecino que, simplemente, necesitaban….. que se les hiciera el amor.
Si los chicos del barrio vieran las palabras que utilice dirían que me aburguese, sin embargo, lo único que hice fue… cuidar las formas.
Pero considero que todos estos dichos son, simplemente, una forma interesada de exponer la realidad, la gran diferencia existente entre estos dos mundos son “el cuidado de las formas”.
Por ejemplo,
Los gobiernos en el primer mundo instalan cámaras en la vía pública y le hacen sentir a los ciudadanos que los están cuidando, en el mundo under, sin embargo, les hacen sentir que los están vigilando.
Las crisis en el primer mundo dejan a sectores de la población en la calle y los gobiernos explican, simplemente, que el ciclo de bonanza ha decaído y que la especulación de las inversiones realizadas a futuro en los mercados de los comodities ha provocado que se disparara el precio del crudo y como lógica consecuencia los bancos que realizaron prestamos hipotecarios al verse amenazados por el aumento en los índices de morosidad e incobrabilidad se ven obligados a ejecutar las hipotecas, pero todo se resuelve invadiendo algún país de medio oriente que represente al mal sobre la tierra y en los próximos años se recogerán los frutos de estas acciones. Sin embargo, en los países de cuarta, independientemente de cualquier explicación, seguramente, los culpables son los gobiernos de turno que provocaron que sectores de la población quedaran en la calle.
El ejemplo más actual y que expone cabalmente el cuidado de las formas es la presente pelea entre Martín y Cristina, veamos:
Es muy común la existencia de algún enfrentamiento entre el titular de un Banco Central y el representante económico del poder ejecutivo ya que ambos persiguen distintos fines, mientras un Banco Central debe garantizar una moneda sana y la estabilidad de precios para desanimar la inflación, un Ministro de Economía debe propiciar un crecimiento sostenible y equitativo, y bendito sea este conflicto de intereses. En años de bonanza que tienden a crear presiones inflacionarias, un Banco Central adoptaría medidas de contracción monetaria y elevación de tasas para mantener la inflación bajo control, y un Ministro de Economía denunciaría que estas medidas atentarían contra el crecimiento, sin embargo nada grave pasa, en definitiva se muestra a la población que se toman medidas consensuadas y listo, independientemente que los protagonistas a puertas cerradas sufran presiones, insultos, amenazas y algún que otro pase de facturas, nadie renuncia ni se lo hace renunciar, no se denuncian conspiraciones políticas ni operaciones de los medios para desestabilizar al gobierno, es decir, se cuidan las formas.
A nadie se le ocurriría amenazar con el despido al titular del Banco Central estadounidense para tomar o no, alguna medida a pedido de la Casa Blanca, no se comportarían tan histéricamente, ni emitirían decretos urgentes, ni harían suspender sus vacaciones a importantes funcionarios, simplemente se reunirían, muy discretamente, bailarían con la música de turno sin descuidar demasiado sus gustos musicales, y con los años saldría a la luz la existencia o no de alguna negociación no muy santa, es decir, una vez mas se guardan las formas.
Disculpen, no quiero resultar agresivo pero en el barrio en el que nací, con esas calles de tierra rodeadas de zanjas, allí donde la felicidad es básica y uno vive disfrutando el momento sin preguntarse que pasara al otro día, en ese lugar se decía de las mujeres histéricas, paranoicas y que vivían constantemente peleándose con algún vecino que, simplemente, necesitaban….. que se les hiciera el amor.
Si los chicos del barrio vieran las palabras que utilice dirían que me aburguese, sin embargo, lo único que hice fue… cuidar las formas.
La Leyenda Continua.
No hay comentarios:
Publicar un comentario